OPINIÓN

EL INCREÍBLE ICETA

Honorio FEITO | Miércoles 13 de diciembre de 2017
El señor Iceta se ha quitado la máscara para proponer la creación de una Hacienda catalana encargada de gestionar el cobro de impuestos, de todos los impuestos, para que luego liquide que con Estado central aquellos importes correspondientes a los objetivos que aún no han sido transferidos. Una Hacienda federal, que es una palabra que llena e imposta a los socialistas desde hace décadas, un paso más en la desintegración de lo que queda de la España unitaria.

Toda la propuesta es para resolver la crisis catalana, porque la española es algo que le queda lejos, ni se menciona. O sea, el increíble señor Iceta lo que quiere es consolidar la aspiración de los responsables de esa crisis catalana, que es la financiación y el cupo, por el momento, que deberían pagar al Estado, y a contentar a los socialistas de Ferraz, o sea, de Pedro Sánchez, que tiene la misma influencia sobre sus compañeros catalanes que el Estado central sobre aquella región. O sea, ninguna.

Y ha dicho Miquel Iceta, el increíble, que la Hacienda catalana trabajaría: “en consorcio con la administración del Estado”. Ven como no es creíble el señor Iceta. ¿Cuánto tiempo hace que el Estado desapareció de Cataluña? ¿Alguien cree que las instituciones catalanas contarían con el Estado para algún proyecto? ¿Alguien cree que si los seguidores de “Puchidemont”, o de la señora Rovira, tuvieran una Hacienda propia serían capaces de repartir con el Estado?

No es creíble Iceta cuando habla de condonar la deuda, la cuantiosa deuda, que asciende a la nada desestimable cantidad de 52499 millones de euros, con el que FLA rescató a Cataluña; deuda contraída, por tanto, con el Estado español. Prueba de que al increíble señor Iceta le importan un bledo los españoles que habitan los territorios no catalanes. ¿Por qué habría de condonar la deuda de Cataluña el Estado español? ¿Qué clase de responsabilidad política tiene el señor Iceta para no haber sido capaz de exigir el control de los gastos? ¿Qué principios políticos atenazan al señor Iceta para, con el consenso del resto de las fuerzas no segregacionistas, haber hecho una oposición firme ante la forma de malgastar el dinero de todos los españoles? ¿Qué inspira al señor Iceta a pedir la condonación, o conformarse con una quita de esa deuda?¿En qué equipo juega el señor Iceta, el increíble?

No es creíble el señor Iceta cuando lo que él propone es lo mismo que lo que pretendían los mandarines de su autonomía, y cuyas consecuencias son el desplome del turismo, el abandono de empresas en la región; las denuncias de los industriales ante el panorama que se les avecina ante la cita más inmediata, que es la Navidad de 2017, y/o las advertencias de empresas emblemáticas, como Seat o Freixenet, de abandonar Cataluña si los resultados del próximo día 21 vuelven a dar la mayoría a los partidos que han provocado esta situación.

No es creíble Iceta cuando dice que la solución se basa en dos fundamentos políticos:
Que todas las CCAA deben poder ser gobiernos auténticos, no meros gestores de un estado descentralizado. Es decir, que el increíble señor Iceta deja ver la esencia de su programa al dejar claro que lo que él pretende, escondido en esa falsedad que es el estado federal, es que cada una de las comunidades autónomas pueda gestionar sus relaciones comerciales, políticas y sociales al margen del Estado central, cuando parece que lo que inspiró a los gestores de este Estado de las Autonomías fue, precisamente, que las CCAA fueran sólo gestores de un Estado descentralizado. O sea, Iceta viene a dar validez al prusés y nos tranquiliza al decirnos que no hace falta reformar la Constitución. ¿Ven por qué no es creíble el señor Iceta?

El segundo fundamento es la constatación del primero: “como socialistas –dijo- defendemos un Estado federal para España y Europa y por lo tanto defendemos la necesidad ineludible de la existencia de transferencias interterritoriales para lograr nuestros objetivos de justicia social y de cohesión interna”.

No es creíble el señor Iceta cuando dice que, de los cinco pilares del Estado del Bienestar, los tres que son competencia de las CCAA (Educación, Sanidad y Servicios Sociales), su cumplimiento ha ido ligado a los avatares de la financiación. Y no es creíble porque nos engaña, porque lo que ha ocurrido en realidad es que su cumplimiento ha sido consecuencia directa de la necedad de los gestores que se han ocupado, en el caso de Cataluña, en desarrollar la hispanofobia y el sectarismo. Y, por desgracia, con la propuesta del increíble señor Iceta, ese puede ser un camino seguido por otras comunidades autónomas. Y no es creíble el señor Iceta porque es una realidad manifiesta que, para un español que ha pagado sus impuestos, que ha cotizado durante varias décadas a la Seguridad Social, adquirir medicinas en una comunidad autónoma diferente a la que reside es un auténtico problema, y este proceder no está en consonancia con los avatares de la financiación autonómica, como dice el increíble señor Iceta, sino con la actitud de los responsables de sanidad de cada Comunidad, o sea, al traste la cohesión interna de que nos habla. Y no es creíble cuando liga el bienestar de todos y cada uno de los españoles con la reforma del sistema de financiación.